El estrés es una respuesta lógica y normal ante situaciones que pueden resultar amenazantes, ya sea física o psicológicamente, así que nadie podrá negar que se estrese, aunque las reacciones sean muy diversas y, a veces, sean externas, pero muchas otras veces sean internas.
Dolores de cabeza, insomnio, bruxismo...Son algunas de las manifestaciones "no tan evidentes" de que estás estresado. Lo más importante para poder hacerle frente es detectar cuándo estamos estresados, a través de estos indicadores.
Algunas de las claves que nos han de poner en alerta de que sufrimos estrés son:
- Aumento de la activación general, que potencian un estado de sobreactivación, lo que todos conocemos como "ir como una moto".
- Hay personas que, por el contrario, sufren un proceso de pasividad y estados depresivos. En estos casos predomina la sensación de que no vas a poder atajar el problema, y de ahí que surjan estos estados de pasividad.
- Sentimientos de ansiedad e inseguridad. Esta ansiedad puede no ser detectada fácilmente, y manifestarse con los anteriores síntomas (dolor de cabeza, insomnio, etc).
- Hostilidad, estar más irascibles, más irritables.
- Disminución de la autoestima, percepción de culpabilidad y fracaso.
- Aumento de la tensión.
- Disminución del apetito.
- Sensación de vacío o de agotamiento mental.
Estos son algunos de los síntomas no tan visibles del estrés. Y vosotros...¿habéis encontrado alguno más que no esté en la lista? Cada persona se expresa de una manera diferente, por eso habrá infinitas formas de manifestar el estrés.
En la próxima entrada, comentaremos cómo afrontarlo.

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