viernes, 9 de mayo de 2014

¿Educar en el egoísmo?

Puede que más de uno y una se eche las manos a la cabeza cuando lea esto, pero creo que muchos problemas de autoestima de los adultos se resolverían si nos hubieran educado en el egoísmo. No, no me he vuelto loca. La mayoría de crisis de ansiedad de los pacientes que vienen a mi consulta se dan por situaciones que les sobrepasan llevadas a cabo por personas que no son ellos y que no pueden controlar. ¿Por qué entonces les afectan tanto?

De pequeños nos educan a compartir, a mirar por el otro, a ceder, a ser buenos, a buscar el bien de los demás. Nuestros pequeños nos recuerdan cada día aquello que Piaget llamó "pensamiento egocéntrico", que no consiste en no mirar más allá de nuestras narices. Pues bien, los niños hasta los 5-6 años no ven más allá de sus narices, y estudios dicen que esto se debe a que no existe maduración en la corteza prefrontal. Yo creo que, además de esta maduración, los adultos nos convertimos en resultado de nuestra educación social y de las normas que nos inculcan de pequeños.

Por supuesto, esto no es la ley de la jungla y todos tenemos que pisotear a los demás e imponer lo que nosotros queramos y volver a tener un "pensamiento egocéntrico", pero sí que creo que deberíamos educar a nuestros pequeños en cierta manera en el egoísmo.

Pero ¿cómo entonces podemos hacer a nuestros hijos egoístas y a la vez fomentar que compartan y que piensen en el prójimo?

- Fomentando su criterio, dejando que tengan un pensamiento propio, que sean capaces de elegir, que tomen la iniciativa, y hacerles ver que saber lo que quieren no es algo malo.

- Educando en la individualidad, cada uno somos especiales, y no se trata de pisotear, pero tampoco de dejarse pisotear. Todos podemos tener nuestras opiniones y ninguna es mejor que la otra, incluso la nuestra como padres no es mejor que la de un niño, por el hecho de ser nosotros padres y él un niño.

- Ayudar a que el niño/a conozca sus fortalezas, eso no le va a convertir en un narcisista, sino que le ayudará a saber dónde está su sitio y saber buscarlo.

- Desarrollar su capacidad de reflexión para que sepan en qué situaciones hay que ser egoístas, y en qué situaciones hay que buscar el bien común.

- Nunca transmitir sentimiento de culpa por pensar en uno mismo. Ni todos somos amiguitos de todos como les hacemos ver a los peques, ni todos lo compartimos todo. Ayudarles a que comprendan que porque alguien no quiera tener relación contigo no quiere decir que esa persona sea mala, sino que todos tenemos más afinidad con unas personas que con otras.
- Y sobretodo hacerles ver que pensar a veces en uno mismo no te convierte en peor persona, ni te vas a quedar sin amiguitos por ser egoísta. Curiosamente, los niños que son más egoístas y mandones, son los que al final tienen "más admiradores".

Finalmente la virtud está siempre en el término medio, y nadie puede ocupar nuestro lugar porque todos tenemos el nuestro.


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